jueves, 27 de junio de 2013

¡Vivos Se Los Llevaron, Vivos Los Queremos!


Clamor de Madres y Padres del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en la 2ª.Peregrinación Nacional  a la Basílica de Guadalupe por la presentación con vida de sus hijas e hijos desaparecidos 



Por Ricardo Guillermo Gállego
Centro de Estudios Ecuménicos/Iglesias por la Paz

Mezcla de sentimientos… emociones encontradas... el dolor y las esperanzas entreveradas…el lloro y el sufrir amargo confundidos con una fe inquebrantable en Dios y en la Virgen de Guadalupe para ver el milagro de volver a tener en sus brazos a sus hijas e hijos desaparecidos. El pasado miércoles 26 de junio, los familiares de víctimas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) organizaron por segunda ocasión la Peregrinación Nacional a la Basílica del Tepeyac junto con otras y otros activistas, religiosos (as), simpatizantes y  familiares de otras organizaciones de atención a víctimas... y, en esta ocasión, con  parientes de los 12 jóvenes desaparecidos en el Bar “Heaven”… y como cruel paradoja: estos muchachos entraron al “cielo” y salieron de ahí rumbo al “infierno”…un infierno que aflige y angustia a sus madres que aceptaron la invitación del MPJD a sumarse a esta peregrinación, acudiendo con fe a este llamado, pero también para seguir insistiendo  en la palestra de este acto público a que las autoridades les den resultados de sus investigaciones.


Todas y todos unidos los creyentes que asistieron, y con un inmenso deseo de certidumbre por una respuesta sobrenatural, iniciaron en la glorieta de Peralvillo la marcha, procesión, peregrinación, acto profético de denuncia pública rumbo al Santuario Mariano. Durante el trayecto por la Calzada de Guadalupe, los cantos y rezos también se fundían y se alternaban con las consignas políticas y de reclamo por  la indiferencia de las  autoridades. “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! ¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!”Y las plegarias espirituales hechas canto, escritas en un cuadernillo que se distribuyó a todos los participantes: “Ven con nosotros a caminar, Santa María ven… Esto que te doy, mi vida es Señor, es mi amor, también es mi dolor…”.


Madres derramando lágrimas mientras caminaban en dirección a la Basílica, ojos llorosos, esperanza y rabia contenida se fusionaban. Ni las procuradurías estatales de las regiones escenarios de las barbaries cometidas contra sus hijos, ni la PGR, ni la secretaría de gobernación, ni el presidente de la república…nadie las escucha, nadie les resuelve. Por eso también acuden a Dios y a la Guadalupana para que toquen los endurecidos corazones de los funcionarios responsables y  hagan verdaderamente investigación para buscar a los desaparecidos.

Gonzalo Ituarte, provincial de la orden de los dominicos ofició  esta nueva Misa por la Paz, que al año pasado le correspondió hacerlo al Obispo de Saltillo Raúl Vera. Comenzó su homilía hablando de que no era raro que los familiares de víctimas acudieran al Tepeyac, pues ya en el siglo XVI La Virgen de Guadalupe abogó por las víctimas de la conquista española.

“No va a  llegar caída del cielo la ayuda para ustedes, pero sí desde el cielo recibirán la fuerza moral y espiritual para seguir adelante buscando a sus hijas e hijos y para presionar a las autoridades a que hagan su trabajo. Aunque muchos les digan ‘ya no hay nada que hacer’, ustedes no desmayen, no se rindan, como también la Virgen  animaba como madre  a sus hijos en situaciones difíciles, y sigan exigiendo  la aparición de sus seres queridos”.

El ex vicario de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas predicó asimismo de que “bien pueden ser llamadas ‘fuerzas diabólicas’, a aquellas que quieran separarlas, enfrentarlas entre sí, desanimarlas y seguir victimizándolas y criminalizándolas. Estas ‘fuerzas del mal’ que están involucradas en esta atrocidad, deben ser identificadas para combatir la impunidad que rodea las complicidades entre autoridades y el crimen organizado”.

“Otras y otros -continuó el dominico- que nos son católicos les acompañan, como hemos constatado al ver que iglesias de otras confesiones religiosas han estado a su lado. Caminen juntas y juntos, pues la solidaridad mutua les fortalece. Desde sus coincidencias y convergencias, los cristianos, los judíos, los musulmanes y de otras espiritualidades comparten con ustedes las mismas convicciones en un Dios providente, un Dios que es amor, todo bondad, que todo lo abarca y que quiere la justicia y la paz para sus hijas e hijos”.

Fray Gonzalo habló, exhortó, animó  y denunció la tragedia humanitaria que padecen las víctimas de la violencia en México, no sólo del MPJD. Hizo evidente, a su vez, que en esta lucha, creyentes y no creyentes, de todas las ideologías políticas  y manifestaciones de fe debemos unirnos en torno  a las demandas de las madres y los padres que buscan a sus desaparecidos y exigen justicia, terminado su alocución con la consigna repetida toda esa mañana: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”



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