lunes, 20 de agosto de 2012

En su paso por USA, la Caravana por la Paz experimenta una religiosidad ecuménica.

Deyssy Jael de la Luz García
Iglesias por la Paz/Centro de Estudios Ecuménicos


La tercera Caravana por la Paz del Movimiento por la Paz con  Justicia y Dignidad, MPJD, (http://movimientoporlapaz.mx/) comenzó el 11 de agosto su recorrido hacía los Estados Unidos. Integrada por el poeta mexicano Javier Sicilia y más de 50 personas que como él, son familiares de muertos, desplazados y desaparecidos a causa de política de seguridad nacional que ha emprendido el actual presidente Felipe Calderón. La Caravana intenta denunciar ante la sociedad internacional que la guerra contra las drogas es la principal responsable. Durante un mes, la Caravana va a visitar 27 ciudades de la Unión Americana para dialogar con la sociedad civil, organizaciones sociales y autoridades sobre los temas de la guerra de las drogas, el tráfico de armas, el lavado de dinero, la migración y la cooperación bilateral, situaciones que afectan tanto a la población mexicana como norteamericana. A una semana de iniciada la Caravana por la Paz,  se han celebrado varias actividades de protesta, artísticas, intelectuales y espirituales.
En Tijuana, San Diego, Los Ángeles en California; Phoenix, Tucson en Arizona, y Las Cruces, Alburquerque y Santa Fe en Nuevo México, los organizadores locales contemplaron dentro de sus actividades, ceremonias religiosas para recibir a  la Caravana. En Tijuana, fue el sacerdote de la Casa del Migrante de los hermanos Escalabrianos, quien dio la bendición inicial. Desde San Diego hasta Alburquerque, hubo ceremonias al aire libre de concheros locales, quienes purificaron con copal y danzas aztecas los espacios. De la misma forma, en las iglesias católicas los ministros religiosos, esperaron dar palabras de aliento a los familiares de las victimas. Así fue en  el Salón de los Padres Fundadores de la Universidad Católica de San Diego donde  del padre Osuna de la Diócesis de Tijuana, realizó una misa especial. En Los Ángeles fue el padre Richard Estrada de la Iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles en la Placita Olvera, frente a un mural de la aparición de la virgen de Guadalupe a Juan Diego, quien además de bendecirá los mexicanos, aplaudió la idea de empujar una cooperación bilateral a favor de la causa migrante.

Por su parte, la propia Caravana cuenta con representantes de comunidades indígenas que además de ser integrantes activos en el MPJD, son portadores de una espiritualidad propia. Se encuentra Santos, un huichol del estado de Durango (luchador por la causa de Wiricuta), un tzotzil de Chiapas (representante del caso Acteal, Chiapas) y luchadores sociales de Guerrero e Hidalgo. Ellos han coordinado espacios de denuncia pública pacífica en Los Ángeles, recordando a algunos de sus compañeros que siendo miembros del MPJD, fueron asesinados. En memoria de ellos, se levantaron oraciones en lenguas originales. De la misma forma, los grupos indígenas ahí representados, han estado participando con los artistas de la Caravana para crear símbolos de resistencia desde las identidades propias. Un fruto de este trabajo, es el Ojo de Dios, símbolo más sagrado entre lo huicholes y representa la presencia divina acompañando el dolor y la esperanza de todos los que participan. A los casos que han llevado los mexicanos, se suman los que se van recogiendo en los lugares donde se va. Esos casos  son escritos en miles de listones de colores que se amarran alrededor del Ojo.



De igual importancia es la Comisión Ecuménica del MPJD, en donde un actor principal es Iglesias por la Paz (http://iglesiasporlapaz.blogspot.com/). A un año de conformado el MPJD, el Centro de Estudios Ecuménicos convocó a creyentes de diversas tradiciones religiosas presentes en México para dialogar abierta y ecuménicamente sobre los principales desafíos que el contexto de violencia presenta a las iglesias y personas de fe, a fin de impulsar caminos no-violentos de resistencia civil, en un escenario nacional marcado por el dolor y el desastre nacional. Es así como existe un Posicionamiento Público que ya circula en la red tanto en español como inglés, para informar y sumar a más personas, instituciones religiosas y espiritualidades afines a este proyecto. Iglesias por la Paz ha acompañado las dos Caravanas que se realizaron en México anteriormente. En esta la Caravana por la Paz en USA, Iglesias por la Paz ha buscado informar a la sociedad norteamericana de cómo hace una lectura desde la fe de la actual situación; ha buscado sumar esfuerzos y celebrar con los familiares de las víctimas, desde un camino ecuménico. Fue así como en The Shadow Rock Congregational Church of Christ, Phoenix Arizona, la ministra del lugar Lois Beberniss, junto a Montserrat Algarabel, de la comunidad sufí Nur Ashki al Yerráhi, despidieron a la Caravana rumbo a Tucson. Ahí, una iglesia local presbiteriana fue la anfitriona, y se tuvo entre la audiencia a Luzdy Stucky del Comité Central Menonita. Ella realiza un papel muy importante sobre los procesos de Paz, desde la experiencia transfronteriza, y espera que la Caravana pueda dialogar cuando llegue a Manhattan con otros miembros de la Caravana para saber cómo trabajar juntos en la construcción de paz.

Otras tradiciones espirituales han compartido en actividades de la Caravana su interés por visibilizar sus realidades. Así sucedió en la iglesia Holy Family en Alburquerque, Nuevo México. Al terminar una mesa donde se debatían los cinco temas de esta agenda bilateral, los sicks Sukhir Kalouria y Ram Singh en entrevista con los representantes de Iglesias por la Paz, señalaron que el 7 de agosto pasado, su comunidad fue agredida por un sujeto blanco neonazi. Él sacó un arma y mató en plena celebración religiosa a 5 personas. Expresaron que desde lo sucedido el 11 de septiembre de 2001, han sido fuertemente agredidos por la sociedad norteamericana, pues los han confundido como musulmanes y terroristas. Sukhir dijo que eso se debe a la ignorancia que hay sobre los grupos religiosos minoritarios. No obstante, a partir de la tragedia vivida, musulmanes e hindús expresaron su solidaridad y búsqueda de justicia. Y en Santa Fe, el poeta Sicilia junto a una comisión de familiares de victimas, tuvieron la oportunidad de asistir a una celebración budista para exponer las causas que los han  llevado a los Estados Unidos. En este mismo lugar, la West Minster Presbyterian Church el domingo 19 por la mañana, y la Iglesia de Guadalupe, por la tarde, abrieron espacios para escuchar y comenzar acciones conjuntas de caminar hacia la paz. Ha comenzado una etapa de escucha mutua.
Es importante seguir las actividades de la Caravana en los Estados Unidos para ver cómo se van construyendo redes bilaterales entre ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil y símbolos de resistencia a fin de lograr metodologías, estrategias y acciones que lleven a verdaderos procesos de paz que incidan o sean retomadas en políticas públicas en ambos países. Sin duda alguna, en el caso mexicano el MPDJ, apoyado por un sinfín de organizaciones aliadas nacionales e internacionales, una urgencia es la aprobación de la Ley de Victimas. Si al regresar a México, se va avanzado en este punto, familiares de los muertos, desaparecidos y desplazados verán que la diplomacia ciudadana transnacional fue una batalla ganada para iniciar un nuevo paradigma jurídico en impartición de justicia en México.
Asimismo, el paso por los Estados Unidos puede ayudar a construir un ecumenismo real con un referente en común: el reconocimiento que todas las espiritualidades son los troncos que van tendiendo un puente por el cual se puede caminar para no caer en el precipicio del dolor, la perdida, el quebrando, la injustica y el silencio. En la Caravana habrá mucho que hablar, pero momentos de escuchar… Los ahí presentes, están convocados a construir la Paz, la Justicia, la Dignidad y la Hermandad entre dos sociedades que sufren, pero que pueden ser testimonio público de acciones concretas. Acciones no violentas que paren la guerra bajo todo nombre; que desarmen los corazones duros a través de la palabra y no consumo de armas; que la capacidad de asombro e indignación por los crímenes cometidos a los migrantes muevan las conciencias a no acostumbrase a esa realidad; que el lavado de dinero no siga siendo estructural en las economías locales y regionales, y que los encuentros no sean ocasionales, sino permanentes para ir recreando las estrategias y acciones. Por eso, tiene que desearse que todos aquellos y aquellas que tienen fe, no descansaran hasta que la justicia y la paz, se besen. Por lo menos, ya se dio un paso: mirar, escuchar y estar frente al otro.
















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