viernes, 24 de agosto de 2012

El Paso y Ciudad Juárez comparten el dolor y la esperanza. Crónica de El Paso, Texas.



Deyssy Jael de la Luz García
Centro de Estudios Ecuménicos/Iglesias por la Paz.
21 de agosto de 2012.




Mientras viajaba en el “bus” de la Caravana para ir al cabildo The City of El Paso, Texas a una audiencia, miré por la ventana hacia un monte que decía Ciudad Juárez la Biblia es la verdad. Léela. Aunque ya había visto esa frase tiempo atrás desde el territorio mexicano, no me produjo el mismo impacto ahora, de otro lado de la frontera. ¿Por qué tendrían que encontrar los juarenses la verdad en una retórica sin sentido, si lo que buscan es la verdad sobre el paradero de miles de desaparecidos, asesinados, desplazados y ahora exiliados”. Lo que Ciudad Juárez necesita es justicia y reparación del daño… Desde Juárez, El Paso no es un lugar de transito, sino el destino al cual muchos intentan llegar; muchos intentos han quedado en la valla que divide México de Estados Unidos.
Con estas reflexiones debo decir que la Caravana ya comienza a poner acento al tema de la migración y sus efectos en ambos lados de la frontera. 

Estuvimos en una audiencia con el alcalde y cabildos de El Paso. El primero en tomar la palabra fue el activista Gabino. Comenzó su exposición ante los ocho concejales: “Hay grandes diferencias entre el ciudad más segura de los Estados Unidos, El Paso, y una de las ciudades más peligrosa del mundo: Ciudad Juárez. Mujeres y jóvenes son los que padecen los efectos de la guerra contra las drogas. Los causantes de tanto crimen, son los policías estatales, federales y el ejército. Nada se les ha hecho. En nuestra ciudad como en otras más de México, los levantamientos son cosa de todos los días. No debemos acostumbrarnos a ello. Todos confiaron en la justicia y nada pasó; al contrario, el Estado criminalizó a nuestros luchadores sociales y eso ha generado que muchas familias no denuncien porque temen a la impunidad”. Sus palabras serían el comienzo de una jornada larga, dolorosa y por incoherente que pareciera, fraterna.

Fueron varios los oradores que hablaron antes de que los consejales expresaran sus opiniones. Dos de aquellos, no estaba a favor de la propuesta de comenzar a discutir la Guerra de la Drogas y el tráfico de armas a México. Los testimonios de violencia justo se debían a estas dos realidades transfronterizas. El diálogo no fue nada fácil. Los caravaneros estábamos a la expectativa, pues cuando le tocó a Javier Sicilia hablar, enfatizó la necesidad de reconocer que ambos países estaban involucrados en el dolor que se padecía. “El desprecio de las víctimas y el veto que Calderón a puesto a la Ley General de Víctimas, genera más dolor porque se hace pensar que esto no es prioridad para nadie en el poder”. Hubo conmoción entre los alcaldes, pues la propuesta de comenzar a discutir la legalización de las drogas que lleva esta Caravana, viene apoyada por muchos alcaldes del mundo. Es por ello que se expreso, para evitar la manipulación discursiva, que la propuesta del MPJD no viene de ella solamente, sino del apoyo del pueblo de El Paso. Después de intercambiar ideas, el cabildo estuvo a favor.  Ahora la DEA era el punto de manifestación pública.

No estuvimos mucho tiempo, pero si el suficiente para expresar nuestra reprobación al control y manipulación que se hace sobre el tema de las drogas. Tuvimos el apoyo de una organización de ex policías que hicieron lo mismo. Ahí, la comisión de arte de la Caravana protestó simbólicamente tapándose la boca con cinta roja y poniendo un vallado que decía DEAth…  

La siguiente actividad fue en la Universidad de Texas, campus El Paso. Fue un espacio bien interesante porque convergieron académicos, luchadores sociales y testimonios de personas que han tenido que salir de México para encontrar la paz. Lo interesante fue conocer cómo no sólo personas de escasos recursos salen del país a los Estados Unidos, sino también empresarios, intelectuales y la gente productiva de Ciudad Juárez que no tuvo nada que ver con el negocio  de las drogas y las armas. Una vez más como en las grandes tragedias humanas, salen los que tienen recursos o que sus casos son excepcionales; los pobres y huérfanos tendrán que acostumbrarse a la violencia…

No obstante, el regocijo llegó cuando comenzó la vigilia en la plaza San Jacinto. Si en el diálogo académico el tema central fue la migración, ahora fue el tráfico de armas. Inició el panel Monseñor Bañuelos recordando que su sobrino, un niño que pasaba vacaciones en sonora con su madre, había muerto bajo el llamado “daño colateral”. Y expresó: Seamos honestos, las armas y las drogas producen muertos. No estamos más seguros con más armas. Los políticos guardan silencio sobre quienes compran las armas. Si tenemos acceso a esa información será un primer paso de justicia a los nuestros. Esta es nuestra fe y credo, que cuando actuamos con paz, las balas se revierten. Hoy reafirmamos que no habrá más silencio”. Unidos comenzamos a marchar en las calles hasta llegar a Casa Anunciación, una organización que apoya las causas migrantes. Ahí el sacerdote que dirige el proyecto anunció que la Caravana es el Evangelio en estos tiempos. “Ustedes y nosotros somos el evangelio de estos tiempos”. Con esas palabras se comenzó la proyección de un documental-memorial que recupero miles y miles de nombres y fotografías de la última década de violencia”. Ante tal carga de emotividad, muchos no pudimos sostenernos en pie y comenzamos a llorar. Se oyeron gritos de dolor y preguntas a cielo abierto. Creo que fue una noche de sanación colectiva. Periodistas, activistas, voluntarios y todos los presentes nos hermanamos para decirle al Dios de la Vida que su pueblo no fuera ya más el oprobio…

Recordé aquella oración que el profeta Joel le expresó a Yavhé: 
“Aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos acuérdate de hacer misericordia”. 

Juárez nos dolió entrañablemente…
 Cabe decir que ha sido muy interesante llegar a las diferentes paradas y encontrar que gran parte de los organizadores y anfitriones son iglesias, tanto de la tradición católica como de la tradición protestante, y organizaciones afines a una ética a favor de la vida. 

Eso me hace pensar que el ecumenismo y el diálogo interreligioso no se realizan desde los grandes consejos o jerarquías religiosas; la gente lo vive desde el caminar y lo aprehende desde el testimonial. Siempre hay narrativas en donde lo sagrado, se hace presente como parte esencial que ayuda a sobrellevar el dolor y a no perder la esperanza. En ese sentido, creo que el trabajo que viene realizando Iglesias por la Paz no es ajeno a lo que están viviendo y pidiendo las espiritualidades que acompañan procesos como el del MPJD. Eso sin lugar a dudad nos está ayudado para empezar un muy fructífero intercambio y solidaridad de hermanos en la construcción a la PAZ. 

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