Ciudad de México, a 20 de septiembre
de 2018
Verdad y justicia: prerrequisitos de perdón
A la opinión
pública:
Iglesias por la Paz es un colectivo integrado por
personas de fe y organizaciones religiosas, incluyendo las iglesias Anglicana,
Bautista, Católica Romana, Luterana, Metodista, Presbiteriana, así como la
Cienciología; tradiciones espirituales como la Mexicanidad, y espacios de
análisis y estudio como Católicas por el Derecho a Decidir, el Centro de
Estudios Ecuménicos, el Observatorio Eclesial y la Comunidad Teológica de
México.
Iglesias por la Paz fomenta y apoya la construcción de la
paz con justicia en México y por sus convicciones espirituales se opone a la
violencia, la discriminación y la injusticia. Este colectivo lleva a cabo
actividades y acciones diversas con el fin de sensibilizar a la sociedad y
gobierno sobre la importancia del proceso de la construcción de paz, siempre
con una dimensión ética y espiritual.
En el marco del 21 de septiembre, Día
Internacional de la Paz (ONU) y Día de Oración por la Paz del Mundo (Consejo
Mundial de Iglesias), hace más de un lustro que se articulan actividades para
visibilizar la necesidad de paz con justicia y dignidad en México, realizando
mesas, foros, cine debate y devociones ecuménicas e interreligiosas, en
diferentes estados del país en los llamados #10DíasPorLaPaz.
Este 2018 hay un conjunto de signos
que interpelan a todas las personas de buena voluntad en México, como el
septuagenario de la fundación del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el cincuentenario
de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) y especialmente la Teología
de la Liberación que sigue dando frutos abundantes, diferenciando a múltiples y
diferentes sujetos de liberación; por otro lado, el cincuentenario del
movimiento estudiantil en México; un año de los sismos que estremecieron al
sureste y al valle de México, que han evidenciado lo corrupto del negocio de la
construcción desde hace 33 años, así como la inminente canonización de San
Romero, Profeta y Mártir.
Recientemente una nueva fosa
clandestina en Veracruz con restos humanos de más de un centenar y medio de
personas; el asesinato de Margarito Díaz, líder Wixarika, a quien victimaron
por defender la tierra, y más recientemente, el deambular cientos de cuerpos en
dos transportes a cargo del gobierno del Estado de Jalisco, evidencian más que
indolencia, el profundo desprecio por la dignidad de la persona humana,
lastimando a la ya de por sí agraviada ciudadanía.
El reciente proceso electoral ha
expresado por amplia mayoría su rechazo al modelo económico neoliberal,
buscando un cambio de rumbo que ponga la dignidad de la persona humana por
encima de cualquier otro interés, y aquí recordamos las palabras que Javier
Sicilia repitiera en el segundo diálogo por la paz, la verdad y la justicia:
“Su fracaso –el fracaso del gobierno federal entrante-, sería nuestro fracaso”.
Latinoamérica, el norte geopolítico y
el mundo, están a la expectativa de lo que pasa en México, somos conscientes de
la oportunidad histórica y sus implicaciones, por lo que también llamamos a
todas las personas de buena voluntad para acompañar esta alternancia de modelo,
de tal suerte que ni sus adversarios, ni sus colaboradores advenedizos
arranquen la esperanza de las personas excluidas.
En este sentido, apreciando el legado
milenario y global de la cristiandad, no menospreciamos el valor y la
importancia del perdón al que llama AMLO, presidente electo, tanto para el
bienestar social, como el comunitario; sin embargo este legado nos indica que antes
de llegar al momento del perdón, se necesita que haya verdad, para la
impartición de justica; de tal forma que la verdad, la justicia y la memoria,
habiliten en lo individual y personal, la decisión del perdón.
La indolencia manifiesta en algunos de
los llamados foros por la pacificación, nos han llevado a implementar un espacio
de escucha, en articulación con el Grupo de Investigaciones Antropológicas,
Sociales y Forenses; con seis grandes temas que lastiman a nuestra nación: la
violencia contra periodistas y personas defensoras de los derechos humanos; las
víctimas vulneradas en sus derechos económicos, sociales, culturales y
ambientales, específicamente las personas damnificadas por los sismos que
cumplen un año en estos días; las víctimas de la desaparición forzada con sus
37 mil casos, o como dijo el literato, 37 mil 43; la violencia de género con
los dolorosísimos casos de feminicidio; la pederastia, especialmente la
perpetrada por ministros de culto religioso; las víctimas de despojo en cuanto
a la tenencia de la tierra y el territorio.
El contexto, la coyuntura y nuestra
propia labor, nos permiten vislumbrar la pertinencia de una gran Comisión
Nacional de la Verdad, iniciativa que saludamos y respaldamos fraternalmente,
llamando a la incorporación de la ciudadanía en sus instancias decisorias, con
académicos, defensores de derechos humanos y el amplísimo sector de las
víctimas, y con la participación de observadores internacionales, con total
respeto al pacto laico del Estado Mexicano.
Iglesias por la Paz, acompañante pastoral en la
defensa y promoción de la dignidad de la persona humana, este año realizará
actividades para visibilizar la necesidad de construir la paz desde abajo,
especialmente en los estados de Guerrero, Jalisco, México, Morelos, Sinaloa,
Tamaulipas, Veracruz y la CDMX.
La paz es fruto
de la justicia (Isaías 32:17a)
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