Difusión Cencos México D.F., 1 de agosto de 2012
Boletín de prensa
MPJD
El
23 de junio de 2011, al final de los primeros diálogos en el Alcazar
del Castillo de Chapultepec, le dijimos al presidente Felipe Calderón
que, como parte de la agenda de paz que nuestro movimiento proponía, era
necesario crear una memorial para todas las víctimas de la guerra y la
violencia en México; frente a la nación, pues aquel diálogo fue público,
tal como lo propusimos, el jefe del ejecutivo se comprometió a aportar
los recursos necesarios e instruyó a su gabinete a gestionar los fondos
necesarios.
Tras
aquel primer diálogo se instalaron diversas mesas de trabajo con el
ejecutivo federal, donde el Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad impulsó una agenda donde se proponían, entre otras tareas,
crear una procuraduría de atención a víctimas y familiares de víctimas
de la violencia desatada en el país durante los últimos cinco años –más
de cuarenta mil muertos contábamos entonces los mexicanos, hoy esa cifra
se acerca a los setenta mil–; también propusimos hacer avanzar la
justicia en los casos de los compañeros que se habían integrado a
nuestro movimiento así como los de aquellas personas que nos habían
encargado hacer nuestros sus agravios en las diferentes caravanas que el
movimiento llevaba a cabo en el norte y sur del país. Trabajamos,
asimismo, en temas legislativos e impulsamos la Ley General de Víctimas y
cuestionamos la reforma a la Ley de Seguridad Nacional que desde
nuestro punto de vista vendría a institucionalizar la estrategia de la
guerra llevada a cabo por el presidente Calderón cuya consecuencia, a
nuestros ojos, había sido la espiral de violencia que nos había
arrebatado a nuestros seres queridos y convertido a México en una nación
ensangrentada. Creímos, y lo seguimos haciendo, en la palabra, en el
poder de la razón, en la fuerza de la verdad, pero tenemos que reconocer
que de parte de las autoridades lo que recibimos hasta ahora ha sido
mentira, traición y simulación.
El
caso del memorial a las víctimas es ejemplar: mientras el MPJD propuso
un proceso de reconstrucción pública de la tragedia, donde se incluyera
el rescate de los nombre de los muertos, la creación de un registro
nacional de víctimas, el gobierno federal se limitó a hablar de víctimas
del delito y a buscar acotar el concepto del memorial propuesto por el
MPJD a un monumento de escasa relevancia. Si el MPJD propuso un proceso
amplio, nacional, de pedagogía de la memoria y la reconciliación que
incluyera una amplia convocatoria y diálogos y encuentros públicos en
todo el país entre artistas y creadores con víctimas y familiares, el
gobierno federal impuso como condición para el otorgamiento de los
recursos acordados que la designación o el concurso para erigir el
monumento se llevara acabo antes del mes de agosto para que fuera
inaugurado en el sexenio del presidente Calderón.
A
las mesas de trabajo para acordar la creación del memorial la
presidencia invitó de forma unilateral a otras organizaciones de
víctimas (Pastoral de Movilidad Humana, Camino a casa, México SOS y Alto
al secuestro). Aunque esta circunstancia no había sido acordada con el
MPJD, nuestra organización aprobó el diálogo entre las víctimas y
quisimos compartir nuestro punto de vista, ampliar la convocatoria, y
privilegiar el consenso. No fue posible, pues la presidencia desconoció
el acuerdo con el MPJD y se amparó en un compromiso genérico con las
víctimas; por su lado la presidenta de Alto al Secuestro, la señora
Isabel Miranda de Wallace, manifestó que el presidente se había
comprometido con ella en lo particular a construir un monumento para las
víctimas y que tanto su persona como el señor Alejandro Martí aprobaban
las condiciones impuestas por la presidencia, entre las que se incluían
levantar el monumento en terrenos propiedad de la Secretaría de la
Defensa Nacional, a un costado del Campo Marte, lo que desde nuestro
punto de vista no abonaba a favor de la motivación profunda del
memorial: procurar la reconciliación y el consuelo de todas las
víctimas. Además argumentamos que el MPJD había solicitado a los
miembros del Consejo Rector Ciudadano, espacio ciudadanos que dicta las
políticas de gobierno dentro del Bosque de Chapultepec, se nos otorgara
dentro de los jardines que contiene esta tierra sagrada e histórica de
México, un área propicia para el memorial.
No
tuvimos más remedio que abandonar aquel espacio ante el desconocimiento
de la presidencia de lo acordado y después de reconocer que algunas de
la víctimas preferían apoyar la imposición de la presidencia a dialogar
con nosotros y las demás víctimas para unir nuestros dolores, el dolor
de todos los mexicanos.
Hoy
hemos tenido conocimiento que el concurso convocado por el Colegio de
Arquitectos, a instancias de la presidencia, ha decidido un proyecto
ganador; no nos toca referirnos al resultado formal del diseño
presentado: el memorial no es una pieza escultórica o arquitectónica
sino un proceso de reconstrucción de la memoria colectiva que permite a
toda la sociedad recuperar del río de sangre y destrucción la memoria de
nuestros muertos, el nombre de los desaparecidos, el corazón lastimado
de la patria, para que partir de ese ejercicio seamos capaces entre
todos de abrazar el dolor de cada uno y de trabajar juntos por la paz y
la no repetición de una tragedia como la que padecemos tantos mexicanos.
Por ello informamos que no hay memorial de las víctimas, sino acaso un
monumento impuesto por el presidente Felipe Calderón justo al mismo
tiempo que ha vetado la Ley General de Víctimas, que es la herramienta
más avanzada que se ha creado hasta el momento para amparar a víctimas y
familiares de esta guerra; si ese monumento quiere ser asumido como una
conquista particular por alguna de las víctimas no le discutiremos su
protagonismo, pero manifestamos que a nosotros no nos representa dicho
monumento, que no buscaremos consuelo ni recordaremos a nuestros muertos
frente a una escultura que pretende sustituir la necesidad genuina de
la memoria con un acto de simulación que termina justamente por
esconder, por ocultar, por disimular la naturaleza de esta tragedia
nacional; como en tantas oscuras fosas comunes que se abren bajo nuestro
suelo, con este monumento no se pretende revelar el dolor de México,
sino ocultar su rastro de sangre.
Como
la necesidad de verdad, memoria, reconciliación y consuelo sigue
vigente, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad convoca a la
creación de una Comisión Nacional de la Memoria, que se planté, desde la
sociedad, la recuperación del nombre de todos y cada uno de nuestros
muertos y la edificación de un Memorial donde podamos ir todos los
mexicanos a abrazar el recuerdo de nuestros seres queridos y a buscar la
serenidad, el consuelo y la inspiración necesaria para alcanzar la
reconciliación y construir la paz. Sólo rompiendo el hilo del odio y la
mentira podremos comenzar a escribir otra historia para México.
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
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