12 de febrero de 2106
La importancia de la visita del Papa
Francisco a México
Iglesias por la paz
México es un país al que le
están doliendo las entrañas. El pueblo
mexicano sufre, aunque parece que aguanta, pero le duele la violencia, la
corrupción, el engaño, el despojo. En
este contexto aparentemente desalentador aparece la figura de Francisco, quien
desde hace 3 años se ha esforzado dar signos de cambio, signos de
conversión.
Su visita puede resultar
importante, según quien lo vea. Hay al menos cuatro grandes grupos de personas
que tienen algún tipo de interés en la visita a nuestro país: estos son: las
autoridades de gobiernos; las elites empresariales; los obispos, y finalmente
el pueblo, especialmente las personas que necesitan un mensaje de aliento.
Los gobiernos, con un
desprestigio público generalizado, piden a gritos estar en primera plana, ser
vistos porque con la fama viene la posibilidad de votos. Su hambre es de fama,
y cuentan con los medios de comunicación para generar idolatría del Papa. Desde
Chiapas hasta Chihuahua se ha hecho un montaje publicitario por todos lados,
con la imagen amable del Papa pero que en el fondo pretenden sacar provecho
político del evento. Incluso no les interesa tomar en cuenta el Estado Laico
que aún está señalado en la Constitución mexicana. Continúan con las mismas prácticas “de
apariencias” arreglando las calles donde pasará el Papa, como por ejemplo en
Ecatepec siendo este un lugar sumamente violento y que refleja el horror de los
feminicidios en el Estado de México.
Sin mucha notoriedad, está un
sector aliado a las autoridades del Estado, es el sector ligado al gran
capital. No son sectores que estén contentos con el mensaje de Francisco plasmado
en la encíclica Laudato Si, puesto que en ella, el Papa evidencia este sistema
con una lógica de muerte. Su hambre sigue siendo de dinero, de control, de
dominio.
En la jerarquía eclesial la
visita nos destapa las luchas de poder e intereses cupulares. Por un lado, la
mayoría de los obispos mexicanos quieren legitimar un estilo conservador de lo
religioso, y por ello les da miedo la libertad del Papa. Quizá haya hasta un tipo de añoranza a Juan Pablo
II porque, al parecer, Francisco les
gusta menos porque cuestiona más. Parece que no tienen hambre ni sed de conversión,
acaso ¿tendrán deseo de ser iglesia de y para los pobres?
El pueblo sufriente tiene el
interés de verle y de escucharle decir palabras proféticas. El pueblo tiene
hambre y sed de Justicia y Paz. Francisco viene a sentir, a palpar lo que clama
este pueblo pero también lo que le mueve a seguir. El Papa no viene a solucionar pero sí “puede”
llegar a más con tan sólo nombrar y evidenciar actitudes que están dominando al
pueblo, en sí , eso ya es un mensaje de aliento.
Sabemos que nos hablará
simbólicamente. Posiblemente no señalará ni confrontará abiertamente a nadie.
No es ese tipo de profeta. Viene a ser misionero de misericordia y paz. Viene a
ver a los ojos a la Morenita de Guadalupe porque a ella no le gusta lo que pasa
en este país. Esto en sí también ya es un mensaje que interpela.
Su mensaje pastoral lo dirá
en lugares y con personas simbólicas. Irá a la tumba de Don Samuel, el Tatic de
los pueblos originarios; verá a indígenas, enfermos, presos, migrantes… No
viene en misión de conquista sino como un hermano que acompaña con misericordia
y paz. Viene también desde su ser y sentir latinoamericano. Y viene a confirmar
su mensaje de conversión hacia la vida
frente a un mundo capitalista que camina hacia la nada.
Lo importante de la visita
también, es que espera de nosotros que demos ese salto hacia la madurez en la
fe. Porque él no es El Mesías que nos solucionará los problemas.
¿qué nos toca como iglesias?
Lo primero que queremos decir
es lo que No nos toca.
No nos toca esperar
soluciones.
No nos toca dejar que nos
resuelva la vida.
No nos toca permanecer
inmunes a la realidad, ni al Kairos.
No nos toca dejar que el
desaliento nos domine.
No nos toca, no ser
profétic@s también.
Lo que Sí nos toca es:
Hacernos sujetos eclesiales,
es decir, adultos en la fe. No esperar al “mesías” que nos salva de todo. No repitamos
esquemas como con los Papas anteriores. Por supuesto que el Papa es un faro, da
luces al horizonte y nos anima pero la tarea la tenemos nosotr@s.
Apropiarnos de la mística que
le quiere imprimir a los agentes de iglesia: una práctica ecuménica, abierta,
misericorde, noviolenta, no idolátrica.
Acoger su mensaje, intentar
vivir ese mensaje y también, de manera más practica, multiplicar ese mensaje
para que otros y otras hermanas lo escuchen.
Multiplicar, extender el
mensaje. Este debe llegar de manera entendible a los sectores populares, al
pueblo, amplio y diverso. Que les anime
a seguir con esperanza en medio de este contexto desalentador.
La conversión de nuestro
corazón, hacia la Vida. Unir el corazón de unos con el corazón del otros.
Cambiar la mente y el corazón. Cambiar
nuestro ser, viendo al que sufre y trabajar por la Justicia.
Es nuestro deseo el que la
presencia del mensajero Francisco en nuestro país nos invite a todas y todos a
habitar más humanamente nuestra casa común.
No hay comentarios:
Publicar un comentario