A continuación
reproducimos el mensaje de la Rva. Sarabeth Goodwin, ministra de la
congregación hispano-parlante de la Iglesia Episcopaliana de San Esteban y la
Encarnación, Washington, que pronunció el día 12 de septiembre. Este fue el
último servicio religioso que tuvo la Caravana por la Paz antes de salir a la
parada final en los Estados Unidos, al parque Malcolm X.
¡Qué hermosos son
sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz!
San Esteban
ha sido un espacio en la vanguardia del movimiento de justicia social en
esta ciudad, entre las décadas de 1950 y
1960.
Nuestras puertas están abiertas a todos. Es un placer hospedarles a todos
los caravaneros que han venido de lejos, haciendo peregrinaje como mensajeros
de la paz y la justicia. Debemos recordar sus grandes sacrificios y la dolorosa
perdida de sus seres queridos. A lo largo de esta Caravana, han honrado su
presencia y memoria.
Gracias por su valentía, por su testimonio de verdad
frente a los poderes. Gracias por el deseo generoso de compartir su mensaje
urgente y de enseñarnos aquí, en este país, que el verdadero camino de la paz
sólo se alcanza luchando por la justicia y dignidad de cada ser humano.
Gracias por estar
aquí.
DIOS DE TODO…
Te
damos gracias por la Caravana por la Paz y por todas las personas que han
viajado para compartirnos el mensaje de justicia y paz. Te pedimos que abras
nuestros ojos y también los ojos de nuestros líderes para ver nuestros errores.
Abre nuestros oídos para escuchar la verdad y cambia nuestros corazones para
cuidarnos unos a otros…
Aunque
somos de raíces, idiomas y países diversos, recuérdanos que somos parte de una
sola familia humana, interrelacionada e
interdependiente… Recuérdanos que lo que hacemos a una persona, te lo hacemos a
ti.
Bendita
la sangre de los mártires, pues nos recuerdan la importancia de ser vigilantes
cuando vemos la violencia. Benditas sus vidas porque al caminar contigo,
siguieron tu ejemplo en denunciar las injusticias que hicieron a los pueblos,
los que se sientan en los tronos del poder. Bendícenos ahora mientras caminamos
por las calles de esta ciudad. Llevamos luces de esperanza en medio de la
oscuridad…
Como
dijo el profeta Isaías ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz! ¡Envíanos
como mensajeros de la paz, con la determinación de luchar para la dignidad de cada
ser humano!
Oramos
en el solo nombre de Dios.
Amen.
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